Poesía de ningún lugar 🛤️

Cómo no me voy a amar  sí soy mi lugar seguro, soy mi abrazo, mi fortaleza, mi luz al final del túnel. Soy mi risa, soy mi llanto, mis noches de insomnio, soy mi alegría  y también mi canto. Soy mi lejanía del mundo, soy mi compañía más fiel,  soy mi refugio  y no necesito un complemento  porque estoy completa. Cómo no me voy a amar  sí soy un ejemplo de resiliencia, si la tristeza me derriba cuando me golpea  simplemente me vuelvo a levantar. Cómo no me voy a amar,  sí soy mi ejemplo de vida, de aprendizaje a través  de múltiples errores y fracasos soy mi referencia, mi punto de partida y mi final. Dalia Hernández   Derechos reservados  Junio/2024

Uno aprende a guardarse sus cosas, sus emociones, sus pensamientos, porque es bien raro encontrar  quién te escuche de verdad, sin atacar, sin juzgar,  sin invalidar tus emociones. Uno aprende a no andar  compartiendo sus cosas con cualquiera, ni con los padres, ni la pareja,  ni los hijos, ni los amigos... porque realmente las personas  muchas veces entienden lo que se les da la gana entender  y no, lo que realmente quieres decir. Uno aprende  a no hacer confianza con la gente, a veces es mejor poner una sonrisa  y fingir que todo está bien  para ahorrarse las explicaciones  que poco les importan. Uno aprende  a cargar con sus penas a cuestas, a ahogarse con sus propias penas, a solas, en silencio,  para no incomodar a nadie... Dalia Hernández  Derechos reservados  Junio/2024

Mi abuela se ha ido, aunque estaba previsto  recién lo asimilo, se marchó con los años  cargados de melancolía, con la vida complicada con la época que le tocó vivir  cargando a cuestas  sobre sus cansados hombros. A temprana edad  el invierno había cubierto sus ojos así como sus cabellos... ya en últimos momentos  veía también a sus muertos, olvidando muchas situaciones confundida en el tiempo, recordando lejanos momentos. Me gustaría tener la certeza  que su alma ya no estará  presa de su cuerpo, ni de todas esas limitantes  que conlleva la edad. Mi abuela se ha ido... y con ella se marchita  una rama de mi árbol de la vida, esa conexión con mis ancestros, una parte de mi origen, una parte de quien soy y del por qué estoy aquí. No pude conocerla más... con ella se va un trozo de historia familiar, de anécdotas, de secretos, que sólo ella sabía, que sólo ella guardaba. Siento un nudo en el pecho, me duele el dolor de mi madre y esta sensación es inexplicable, porque también siento ali

Puedo recordar el instante exacto en que su mirada se encontró con la mía, recuerdo esa emoción, ese sentimiento, pero su aroma, no lo recuerdo. Recuerdo el primer momento en que cruzamos palabras, esa dulzura al hablar  con su acento extraño  y ese timbre sutil de voz. Recuerdo sus ojos claros, su boca de fresa,  sus blancas manos  tocando sin querer las mías... Recuerdo ese intelecto,  esas sonrisas tímidas y ese hablar culto, sus gustos refinados... pero su aroma, no lo recuerdo. Recuerdo los largos paseos por las calles, y aquellos recorridos por tantos lugares, recuerdo situaciones, conversaciones sus primeros versos... sus primeras frases... Recuerdo con detalle su forma de caminar, su cabello enmarañado los ademanes de sus manos... Todo sigue intacto, como el primer día y el último  pero su aroma es algo  que simplemente no recuerdo... que no logro recordar... Dalia Hernández  Derechos reservados  Diciembre 2023

Hay vida dentro de mí así como las semillas de la tierra que al paso de los días hacen brotar una hermosa flor, un árbol, un arbusto... Hay vida dentro de mí, como el mar que aloja en sus entrañas miles de peces y formas  de vida en sus adentros. Así como el cielo que da un lugar a las aves para ser libres en su vuelo. Así mi vientre guarda dentro una semilla... que irá creciendo día con día, que se irá poco a poco fortaleciendo. Hay vida dentro de mí. Dalia Hernández   Derechos reservados  Marzo 2010

Esta noche pienso embriagarme entre canciones que no son de tu agrado que jamás escucharás, como símbolo de mi triunfo como gratitud por estar ya lejos de ti. Siempre fuimos polos opuestos, no te gustaba mi forma de ser, de hablar o de vestir, y ahora que al fin puedo decir las verdades tampoco eras lo que yo esperaba, hiciste que hace mucho tiempo terminara  lo bonito que llegué a sentir por ti. Nunca me sentí por ti respaldada, protegida, amada o valorada, me dejé sumir en un estado emocional  triste y miserable  por intentar tus expectativas cumplir. Brindaré por esos momentos  que lentamente me dejé destruir... por ti, por tus malas acciones, por tu abandono, por el mal que le hiciste  a mis mejores años  mientras ingenuamente  esperaba en casa, por ti. En fin, otra noche más llorando tu mal recuerdo... borrando tu imagen  y las huellas que en mi autoestima dejaste  a raíz de ese cruel pasado de tormento. Dalia Hernández Derechos reservados  Mayo 2020