Usted

 Yo sé que debería soltarlo,
que la distancia entre nosotros
es tan evidente, y ya lastima tanto
que ni siquiera hay palabras que expliquen
el dolor que me causaría dejarlo,
un dolor de mil dagas
que hoy acaban con la ilusión
de alguno de estos días
poder con mis manos tocarlo.

Yo quise amarlo 
como nunca lo han amado, 
con la simpleza de mis palabras,
con los besos más tiernos de mis labios,
con la tempestad de mi inmaduro verano.

Quise amar su otoño
y acariciarlo no solamente con mis letras
sino con mis anhelos, con mis sueños...
con la ilusión de un futuro a su lado.

Nunca entendió mi manera de amarlo,
yo no lo quería para un día o unas horas...
yo lo quería conmigo siempre,
lo quería eterno...
para pasar los días de lluvia
abrazados, ingenuos, enamorados...

Yo a usted lo amé con mi vida,
con mi mente y con mis años,
años que con gusto dediqué
únicamente a amarlo, a admirarlo...

Quise ser parte de sus madrugadas,
ser el sol que le diera luz y calor a sus días,
quise ser su inspiración
y quise ser el motivo de sus sonrisas.

Pero como tantas otras veces...
el amor no basta, no alcanzó ni siquiera
para acortar los kilómetros que nos alejan,
distancia que se plagó de realidades,
de pretextos y excusas
por los cuales nunca pude conocerlo.

Usted prefirió ser prisionero 
de sí mismo y sus cadenas 
que darme la oportunidad de volar a su lado,
porque aún con mi inmadurez
el mundo sabe cuanto lo amé
y que habría dado todos los años de mi vida
por estar sólo un instante junto a usted.

Dalia Hernández
© Derechos reservados
2020




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