Un alma solitaria

Caminar sin ver
fingiendo interés,
oyendo sin escuchar
andando sin avanzar.

Hablando sin pensar,
viviendo sin existir
escuchando para callar,
mintiendo para vivir.

Y es así como intento encender
mi sol gastado, con un fósforo
y obtener un poco 
de calor y luz 
a través de un foco roto.

Mis zapatos de tanto caminar
tienen agujeros bajo las suelas,
mis ojos, cansados de buscar
se caen a pedazos por las escaleras.

Aquí estaré,
aquí sigo,
planeando mi futuro 
cargando mi presente a cuestas.

Dalia Hernández 
© Derechos reservados 
2018 




Comentarios

Entradas más populares de este blog

Cuando quieras volver

Vendedor de ilusiones

Amor de hielo