Poeta de ningún lugar

Es verdad, no tengo rostro...
no tengo nombre,
pertenezco a ningún lugar.

La religión es lo de menos,
no tengo ideología política,
no tengo familia, ni tengo edad.

A pocos llamo mis amigos,
algunos me han visto a los ojos
pero nadie me ha visto llorar.

No tengo una sonrisa,
no siento emociones,
todas las he estudiado, 
las he memorizado y si es preciso
las imito dependiendo la situación...
Todos creen que soy empática
por mi magnífica actuación.

Algunos creen que soy 
el egocentrismo encarnado,
otros me llaman egoísmo,
lo cierto es que yo 
no creo en sentimentalismos.

Transformo mi realidad 
a una a la que me plazca mirar,
no me suelo complicar
y nada sé acerca de amar.

Entonces...
¿cómo puedes llamarme?
Sólo dime poeta...
poeta de ningún lugar.

Dalia Hernández
© Derechos reservados 
2018 




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