Nostalgia se colgó de mis zapatos

Regresé a ese mágico lugar
pero nostalgia se colgó de mis zapatos.
Es que en esas calles empedradas
había restos caducados de recuerdos...

Te cuento que busqué tu rostro entre la gente 
deseando encontrarte en algún rincón.
Pareciera que tu sonrisa,
que tus ojos... 
los traía como regalo 
Ehécatl, el dios del viento.

Hoy no hubo lluvia en mis adentros
a pesar de los nubarrones sobre mi frente
pero los ojos duelen...
Quizá ya sean dos lagos estériles y desiertos.

Eso pasa cuando cala hondo 
el cuchillo profundo
del pasado y sus historias.
Aunque ya no sangra el pecho.

Volví a ese pueblo
y encontré cristales de ilusiones rotas
que fueron tragados por el tiempo,
y por la tirana realidad que nos agobia.

Dalia Hernández 
© Derechos reservados 
2018




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