Namasté

Hoy el universo se ha confabulado
para traerte como un rayo
de luz a mi pensamiento,
quizá sea porque tú eres yo y yo soy tú,
unidos por el polvo 
invisible de las estrellas
y algunos hilos que seguramente
se tejieron en el destino
unas cuantas vidas atrás.

Es por eso que hoy te saludo,
donde quiera que te encuentres,
hagas lo que hagas,
emprendas lo que emprendas...
mi alma abraza a la tuya,
con mis manos juntas
cerca del corazón.

Yo bendigo tu camino,
estaré eternamente 
agradecida con el destino
por haberte conocido 
en este mundo donde nada poseo,
donde nada es mío
pero soy parte del universo
porque éste habita en ti y en mí.

Namasté, querido amigo...

Dalia Hernández 
© Derechos reservados 
2018




Comentarios

Entradas más populares de este blog

Cuando quieras volver

Vendedor de ilusiones

Amor de hielo