Domingo triste

Cada domingo tiene cierto dejo de nostalgia,
como si un pedazo de nube 
se hubiera posado en tus manos
y sin más... sin darte cuenta, 
la perdiste poco a poco 
dejando tus ojos secos de llanto.

Cada domingo termina siendo
un poco más gris, un poco más simple,
un poco más lluvioso, un poco más triste,
cada domingo termina dejando
un hueco en el aire... ya de por sí vacío,
ya de por sí solo, ya de por si gastado.

Cada domingo es un retroceso en el tiempo
intentando encontrarte 
en alguna línea paralela
de un inexplorado y mágico multiverso,
en esa vida distinta, alterna a la mía
donde pudiéramos ser y estar
sin complicaciones ni tristezas.

Cada domingo tiene un poco de ti,
de la nada que habitas desde que no estás,
de los sentimientos que instalaste
y tú mismo en tu maleta guardaste,
también empacaste sonrisas, 
suspiros, todo...
cuando decidiste que lo mejor era alejarte.

Y es así como cada domingo
sigue teniendo un poco de ti,
del eco de tu voz que se quedó suspendido
en estas viejas paredes del tiempo 
que lentamente envejece, 
que lentamente se marcha al igual que tú...
sin marcharte realmente.

Dalia Hernández 
© Derechos reservados 
2018




Comentarios

Entradas más populares de este blog

Cuando quieras volver

Vendedor de ilusiones

Amor de hielo